Era la cuarta víctima del sádico asesino. El
mimo modus operandi, esta vez llevado
a cabo con mayor ferocidad. Decididamente,
las noches de los sabados en Richmond eran peligrosas para las mujeres que
estaban solas en casa.
La doctora Kay Scarpetta, jefa del
departamento de Medicina Legal de la ciudad, tiene que realizar la autopsia de
la víctima. Y empujada por la indignación ante tanta barbarie gratuita –pero
también por impalpables rastros que rodean al cadáver y por el descubrimiento
de la manipulación del sistema informático de su departamento-, se va
implicando progresivamente en la caza del monstruo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario