Podrá nublarse el sol eternamente;
Podrá secarse en un instante el mar;
Podrá romperse el eje de la tierra
Como un débil cristal.
¡todo sucederá! Podrá la muerte
Cubrirme con su fúnebre crespón;
Pero jamás en mí podrá apagarse
La llama de tu amor.
martes, 21 de febrero de 2012
miércoles, 15 de febrero de 2012
Robert Graves - Yo, Claudio
Legado a los últimos años de su vida y temeroso de caer asesinado víctima de una conspiración el emperador Claudio (o Clau-Clau-Claudio o Claudio el idiota) decide consignar por escrito su larga y azarosa vida desde los días en que gobernaba su tío abuelo Augusto a cuya esposa su esposa Livia con gran peso en esta historia la cual podía mover los hilos del poder.
En esta novela inolvidable vemos desfilar delante de nosotros todo el esplendor y miseria de los primeros años del Imperio Romano, embarcado muy pronto en un espiral de conspiraciones, crueldad y violencia bajo los reinados del taciturno Tiberio y del extravagante Calígula.
Lectura apasionante desde su primera línea, Yo, Claudio es sin duda una de las cinco mejores novelas históricas de todos los tiempos.
En esta novela inolvidable vemos desfilar delante de nosotros todo el esplendor y miseria de los primeros años del Imperio Romano, embarcado muy pronto en un espiral de conspiraciones, crueldad y violencia bajo los reinados del taciturno Tiberio y del extravagante Calígula.
Lectura apasionante desde su primera línea, Yo, Claudio es sin duda una de las cinco mejores novelas históricas de todos los tiempos.
martes, 7 de febrero de 2012
Garcilaso de la Vega - Soneto V
Escrito está en mi alma vuestro gesto,
y cuanto yo escribir de vos deseo;
vos sola lo escribisteis, yo lo leo
tan solo, que aun de vos me guardo en esto.
En esto estoy y estaré siempre puesto;
que aunque no cabe en mí cuanto en vos veo,
de tanto bien lo que no entiendo creo,
tomando ya la fe por presupuesto.
Yo no nací sino para quereros;
mi alma os ha cortado a su medida;
por hábito del alma mismo os quiero.
Cuanto tengo confieso yo deberos;
por vos nací, por vos tengo la vida,
por vos he de morir, y por vos muero.
y cuanto yo escribir de vos deseo;
vos sola lo escribisteis, yo lo leo
tan solo, que aun de vos me guardo en esto.
En esto estoy y estaré siempre puesto;
que aunque no cabe en mí cuanto en vos veo,
de tanto bien lo que no entiendo creo,
tomando ya la fe por presupuesto.
Yo no nací sino para quereros;
mi alma os ha cortado a su medida;
por hábito del alma mismo os quiero.
Cuanto tengo confieso yo deberos;
por vos nací, por vos tengo la vida,
por vos he de morir, y por vos muero.
jueves, 2 de febrero de 2012
Patricia Cornwell - El cuerpo del delito
Patricia Cornwell se adentra en esta adictiva novela en el intrigante mundo de la intrépida doctora en Medicina Legal Kay Scarpetta.
Alguien acecha a Beryl Madison. Alguien que la espía, que observa todos sus movimientos y que le hace amenazantes y obscenas llamadas telefónicas. La joven y solitaria escritora busca refugio en Miami, pero al final regresa a su casa de Richmond. La misma noche en que llega, Beryl inexplicablemente, franquea el paso de su casa al asesino. Así comienza para la doctora Kay Scarpetta la investigación de un delito tan tortuoso como extraño.
¿Por qué abrió Beryl la puerta? ¿Conocía a su asesino? Scapetta comienza a atar los cabos de las intricadas pruebas forenses y, gracias a unas inquietantes cartas , descubre que la escritora estaba siendo acosada. Lo que Kay no consigue explicarse es por qué Beryl dejó entrar al criminal. Por su parte, el codicioso abogado de Madison acusa a la forense de perder el ultimo manuscrito de su cliente, un texto autobiográfico en el que hablaba de su enigmática relación con un galardonado y reconocido escritor. Mientras Sarpetta reconstruye los pasos de Beryl, irá acercándose, poco a poco y sin darse cuenta, a un asesino que acecha en la sombra...
Alguien acecha a Beryl Madison. Alguien que la espía, que observa todos sus movimientos y que le hace amenazantes y obscenas llamadas telefónicas. La joven y solitaria escritora busca refugio en Miami, pero al final regresa a su casa de Richmond. La misma noche en que llega, Beryl inexplicablemente, franquea el paso de su casa al asesino. Así comienza para la doctora Kay Scarpetta la investigación de un delito tan tortuoso como extraño.
¿Por qué abrió Beryl la puerta? ¿Conocía a su asesino? Scapetta comienza a atar los cabos de las intricadas pruebas forenses y, gracias a unas inquietantes cartas , descubre que la escritora estaba siendo acosada. Lo que Kay no consigue explicarse es por qué Beryl dejó entrar al criminal. Por su parte, el codicioso abogado de Madison acusa a la forense de perder el ultimo manuscrito de su cliente, un texto autobiográfico en el que hablaba de su enigmática relación con un galardonado y reconocido escritor. Mientras Sarpetta reconstruye los pasos de Beryl, irá acercándose, poco a poco y sin darse cuenta, a un asesino que acecha en la sombra...
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